MUJERES QUE SON INFLUENCIADAS POR SU PAREJA PARA DELINQUIR

MUJERES QUE SON INFLUENCIADAS POR SU PAREJA PARA DELINQUIR

Mujeres que son influenciadas por su pareja para delinquir

El problema de la criminalidad femenina es mucho más complejo de cómo se describe en la literatura en general, en la que se minimiza la relevancia de las experiencias vitales de las mujeres que delinquen. De acuerdo con diversos autores, las mujeres que transgreden la ley pueden ser, en igual medida, víctimas y victimarias, puesto que la violencia es una característica común en su trayectoria de vida.

Algunos estudios manifiestan que factores como la violencia, las adicciones, la falta de oportunidades, la dependencia y la carencia extrema, son elementos que hacen a las mujeres mucho más propensas a cometer delitos.

Hay que considerar que, en ocasiones las mujeres que se encuentran en el contexto de la cárcel ya estaban presas antes de entrar a la prisión como víctimas de la violencia de género generalmente promovida por su pareja. Caen en la cárcel escapando de una relación de maltrato, y en esta huida se orientan al delito. Se considera pues, que existe una clara relación entre ser víctima y ser delincuente (delincuente, como son categorizadas por el sistema) y que una vez ingresan en cárcel únicamente se tiene en cuenta la categoría delincuente.

El incremento de chicas violentas es más una construcción social, que una realidad empírica. Las chicas no son más violentas, sino que las ganas de prevenir y punir la violencia habrían aumentado enormemente.

Las mujeres que cometen hechos delictivos violentos está relacionado con experiencias vitales abusivas. Como consecuencia aparece una representación por parte de los medios de comunicación de mujeres jóvenes violentas donde se dice que estas empiezan a actuar como los chicos. “Este tipo de delincuencia es presentada como un síntoma de su victimización”

Estamos ante una sociedad de cuidado, donde justamente los vínculos con la pareja se cosifican, se manipulan, se usan y se desechan. Al parecer el modelo económico capitalista que ha triunfado ha fortalecido el egoísmo y la iniciativa individual en detrimento de lo comunitario, de lo social, del fortalecimiento de los lazos de afecto y pertenencia familiar, local, nacional, entre otros.

La mayoría de las mujeres son víctimas de la sociedad que tenemos, no son enfermas, ni personas distintas a la mayoría de nosotras, son solo víctimas de las circunstancias desfavorables que les ha tocado vivir, en dónde la única salida para sobrevivir es ejecutando acciones delincuenciales que sirven a intereses poderosos del crimen organizado cada vez más legitimado; son el último eslabón en esa cadena cada vez más exitosa del crimen. Ver estos problemas más allá de la cárcel o del castigo es un avance importante para comprenderlo de manera más amplia.

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